El dulzor saludable avanza entre Regulaciones desprolijas y consumidores más empoderados
Vivimos en tiempos cambiantes en los cuales persiste la obesidad pero cambian también los conocimientos de la ciencia y nuestras herramientas para contrarrestarla. Logramos tener más y más claridad en hábitos que, al ser combinados con dietas, logran objetivos nutricionales concretos.
A pesar de pasar ya años con las nuevas reglas de etiquetado, la obesidad sigue siendo un problema grave en América Latina. En Chile, el 25,4% de los niños son obesos, mientras que en México, el 70% de la población tiene sobrepeso y casi un tercio es obeso. La OMS ha advertido que este problema no solo afecta la salud individual, sino que también tiene un impacto económico significativo.
En Chile, la adquisición de productos con sellos de advertencia ha generado un cambio en la demanda en algunas categorías. La adquisición per cápita por día de calorías, sodio, azúcares, grasas saturadas de productos “ALTO EN” se redujo un 23,8%, 36,7%, 26,7% y 15,7%, respectivamente. Esto constituye un importante impacto en el tipo de productos que eligen los consumidores, pero no parece tener un alto impacto en la salud como consecuencia de esas decisiones. La obesidad en Chile se mantiene dentro de los más altos valores de la OCDE. El año 2020, en el marco del COVID, la obesidad infantil subió a 25.4 % desde 23,5% de acuerdo con la JUNAEB, con la ley en plena vigencia y madurez. Considerando que la Ley de Etiquetado Frontal llevaba más de 4 años activa a esa fecha, es un resultado desalentador sobre el resultado de una medida aislada como esta.
Un poco más tarde que Chile, Perú (2019), Mexico (2020), Uruguay (2020) y Argentina (2021) implementaron regulaciones similares. Dentro de estos casos, Mexico y Argentina incorporaron la leyenda advertencia sobre el uso de edulcorantes. Es importante mencionar que esta leyenda integra a todos los edulcorantes dentro de una categoría indistinta. Para ingresar a esa categoría se debe cumplir con una característica definida de la siguiente forma:
“sustancias diferentes de los monosacáridos y de los disacáridos, que imparten un sabor dulce a los productos” NOM 51 Secretaría de Salud Mexico.
La ley no considera cuál es la estructura química de las distintas moléculas endulzantes, su aporte calórico, la capacidad del cuerpo de metabolizarlos, fermentarlos o literatura que les asocie con riesgos específicos a la salud, aún cuando todos son compuestos que han sido aprobados por estrictos procesos que han llevado a cabo análisis profundos de meta-estudios que abordan riesgo a la salud de estos compuestos, para todos los estratos etarios. Más aún, pese a que no existen estudios, que por ejemplo demuestren algún efecto negativo de la Stevia contra la salud de los niños, esta ha sido incluida en la leyenda de advertencia.
En una línea similar, la OMS ha emitido el año 2023 un reporte en el cual desaconseja el uso de endulzantes no calóricos, incluida la Stevia para el control o reducción de peso. Indica que pudieran estar relacionados a mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos. No existe a la fecha en la literatura ninguna referencia que asocie el consumo de la Stevia a ninguna dolencia cardiovascular. Es posible que esta desprolijidad científica con consecuencias regulatorias, junto con la ausencia de una mirada más holística a la importancia de asociar hábitos como el ejercicio a la dieta, sean las principales causas del fracaso de estas medidas en el control de la obesidad y la diabetes.
Los expertos coinciden en que la solución no se limita a las etiquetas. Se necesitan cambios en los hábitos alimenticios y un mayor respaldo científico para las regulaciones.
Pero el poder de consumidores de tomar el cambio en sus manos crece. Cada vez hay más conciencia sobre el poder de respetar el ritmo Circadiano en los hábitos de alimentación y sueño, y tomar conciencia como estos influyen en enfermedades crónicas como la diabetes y la obesidad. También tomamos más conciencia del impacto de ejercicios moderados y su frecuencia, y cuál es el impacto sobre la reducción de dolencias cardíacas y el bienestar en general.
En el caso de Estados Unidos se cuestionan las «dietas tradicionales» y se buscan alternativas como las «Dietary Guidelines», que han logrado cambiar la dieta de 30 millones de niños- También se hacen más y más populares las dietas ketogénicas, promovidas por algunos líderes de opinión en salud, son bajas en carbohidratos y altas en grasas. Estas dietas, que ganaron popularidad entre el 2022 y 2023, no han continuado creciendo, ya que son consideradas poco sabrosas o parecen tener un mal perfil de sabor por parte de los consumidores. Esto ha generado un rebote y actualmente consumidores están buscando nuevamente dietas menos procesadas aunque tengan un contenido de azúcar o carbohidratos un poco mayor.
Asimismo, como mencionamos, ganan terreno dietas que involucran un cambio de hábito de los consumidores, como lo es el ayuno intermitente, promovida por muchos líderes de opinión en salud y nutrición. Esta iniciativa involucra pasar 16 horas del día sin consumir alimentos calóricos. Esta iniciativa es de especial interés, ya que es una estrategia con sustento científico que gana terreno e involucra una arista poderosa, que es el cambio de hábitos del consumidor. De acuerdo a la IFIC (International Food Information Council), aproximadamente un 10% de los estadounidenses entre 18 y 80 años utilizan el ayuno intermitente como técnica para mejorar su salud.
En esa misma dirección, la dieta del perfil del consumidor que es más informado y tiende a una vida saludable y deportiva, incorpora en sus productos de consumo diario productos altos en proteínas, macronutriente deficitiario en la mayoría de adultos. Esto incluye el consumo de bebidas con 25 a 30 g de Proteínas por porción para lograr el consumo de al menos 1 g de proteína por Kg de peso corporal, Lo que normalmente va acoplado por un dulzor que permita a un producto de este tipo ser más palatable. Un desafío de este tipo exige que el uso de edulcorante en el producto debe ser consistente y tender a lo natural. Similares desafíos se encuentran en muchos de las bebidas funcionales que hoy comienzan a inundar el mercado, los que incluyen desafíos asociados al sabor cuando se utilizan vitaminas, minerales o cualquiera de los compuestos funcionales que promueven la salud o el “bio hacking”.
Sobre las tendencia en el mercado
Considerando estas tendencias, que incluyen la reducción de azúcar y la utilización de la ocasión de consumo de las bebidas para incorporar algún beneficio funcional a la salud, hacen entendible el crecimiento constante de la Stevia y los mogrosidos y una reducción de edulcorantes artificiales en la industria alimenticia. La Stevia continúa su crecimiento anual del 9%, mientras que el uso de sucralosa, aspartamo, ciclamato y acesulfame K se reduce o se estanca.
No solo crecen el uso de endulzantes naturales intensos por separado, sinó también las formulaciones. Particularmente al observar el avance de la sustitución del azúcar en productos de pastelería y panquelería, ocurre un aumento en el uso de Eritritol en conjunto con Stevia o Monk Fruit como edulcorante a granel. Esta mezcla de edulcorantes no tiene calorías ni efectos negativos en la salud, lo que lo convierte en una alternativa ideal para personas con diabetes o que buscan controlar su peso. Y en la alternativa del uso de Maltitol e Isomalt se estanca debido a su subproductos metabólicos y a su potencial efecto laxante.
En el caso de la Alulosa, otro compuesto que crece activamente, esta se utiliza principalmente en productos de panadería o en productos que requieren una alta solubilidad. Su sabor similar al azúcar y sus propiedades beneficiosas para la salud la convierten en una opción atractiva para la industria alimentaria. Asimismo, La Tagatosa se mantiene como un producto de nicho, tanto por su alto costo, como por la calificación entregada por la FDA, que le considera un azúcar calórica.
Esta tendencia hacia edulcorantes naturales y saludables es una buena noticia para los consumidores que buscan opciones más sanas al azúcar. Sin embargo, debemos hacer un llamado a la acción ya que se necesita educar a la población sobre la importancia de una dieta saludable, financiar estudios que investiguen los efectos de los edulcorantes en la salud; refinar las regulaciones que incluyan los edulcorantes; y por último, creemos que fomentar la colaboración entre los gobiernos, la industria y la ciencia debe ser parte de las soluciones conjuntas para el problema de la obesidad.